Cuando hablamos de sucesión, nos referimos a la transmisión de los bienes, derechos y obligaciones de una persona a otra por causa de muerte.
Este proceso puede llevarse a cabo de dos maneras principales: a través de una sucesión testamentaria o de una sucesión legítima.
Sucesión Testamentaria
La sucesión testamentaria se produce cuando una persona, en vida, manifiesta su voluntad respecto a la distribución de sus bienes mediante un testamento. El testamento es un documento legal en el que el testador (la persona que hace el testamento) establece cómo desea que se repartan sus bienes, quiénes serán sus herederos y cualquier otra disposición relacionada con su patrimonio. Esta forma de sucesión permite que el testador tenga un control total sobre el destino de su herencia , garantizando que sus deseos sean cumplidos de acuerdo a su voluntad.
Uno de los aspectos más importantes de la sucesión testamentaria es que permite al testador nombrar a un albacea. Esta persona será responsable de gestionar y llevar a cabo las disposiciones establecidas en el testamento. El albacea tiene la autoridad para pagar deudas, distribuir bienes y cumplir con otras responsabilidades establecidas en el testamento, lo que puede facilitar el proceso de sucesión para los herederos.
Sucesión Legítima
En contraste, la sucesión legítima (también conocida como intestada) ocurre cuando una persona fallece sin dejar un testamento válido, o cuando el testamento no abarca la totalidad de los bienes del difunto. En estos casos, la ley establece un orden de prelación para la distribución de los bienes entre los familiares del fallecido.
La sucesión legítima también puede activarse en situaciones donde el testamento es declarado nulo o inválido, o cuando los herederos nombrados en el testamento no pueden o no desean aceptar la herencia. Por ejemplo, si un heredero fallece antes que el testador, se niega a recibir la herencia o es declarado incapaz de heredar, los bienes correspondientes a ese heredero serán distribuidos según las normas de la sucesión legítima.
La principal diferencia entre la sucesión testamentaria y la sucesión legítima radica en el control que el testador tiene sobre la distribución de sus bienes. Mientras que la sucesión testamentaria permite una distribución personalizada y acorde a la voluntad del testador, la sucesión legítima sigue un esquema preestablecido por la ley que puede no reflejar los deseos específicos del fallecido.
Ambos tipos de sucesión tienen sus ventajas y desventajas. La sucesión testamentaria ofrece mayor flexibilidad y control, pero requiere que el testador tome medidas proactivas en vida. Por otro lado, la sucesión legítima proporciona una solución predeterminada que puede simplificar el proceso en ausencia de un testamento, aunque podría no coincidir con las preferencias del difunto.
En cualquier caso, es fundamental contar con el asesoramiento de un profesional del derecho para garantizar que la sucesión se realice de manera justa y eficiente.
Fuente:
Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares. Nuevo Código publicado en el Diario Oficial de la Federación el 7 de junio de 2023. https://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/CNPCF.pdf
Pérez, M.M. (2010). Derecho de familia y sucesiones. Instituto de Investigaciones jurídicas UNAM. https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv/detalle-libro/3270-derecho-de-familia-y-sucesiones-coleccion-cultura-juridica