El lenguaje jurídico es, sin duda, una herramienta de precisión. Sin embargo, para quienes no se dedican al ámbito legal, muchas expresiones utilizadas por los abogados resultan crípticas, innecesariamente complejas o directamente incomprensibles. En este artículo exploraremos algunas de las frases típicas del “abogadés” y explicaremos su significado en un lenguaje claro y directo.
¿Por qué los abogados usan tantas frases técnicas?
El derecho exige exactitud, y el uso de términos jurídicos específicos permite evitar ambigüedades. Estas expresiones no son rebuscadas por gusto: cada palabra tiene un peso legal que puede alterar el sentido de un contrato, una demanda o una resolución judicial. No obstante, el exceso de tecnicismos puede dificultar la comprensión de clientes y ciudadanos.
Frases jurídicas comunes (y lo que realmente significan)
Aquí algunas de las expresiones más empleadas por abogados, con su correspondiente “traducción” para no juristas:
- Se reserva el derecho de ejercitar acciones legales — Aún no demanda, pero lo está considerando (Cartas formales o notificaciones)
- Con fundamento en el artículo... — Según lo que dice la ley en ese artículo (Argumentos legales en escritos o audiencias)
- Se interpone recurso de apelación — No se acepta el fallo, se pedirá revisión (Juicios civiles, penales o administrativos)
- Nulidad por falta de personalidad jurídica — La persona que actúa no tiene autorización legal (Demandas o defensas)
- Acto jurídico viciado de origen — El acto es inválido desde el principio (Contratos mal hechos o con errores graves)
- Agravio fundado y operante — El error afecta el resultado del juicio (Recursos ante tribunales)
- Presunción legal iuris tantum — Se asume como cierto, salvo prueba contraria (Derecho civil o administrativo)
- Negativa ficta — Si la autoridad no responde, se considera que dijo “no” (Procedimientos administrativos)
- Cosa juzgada — Ya se resolvió y no puede volver a discutirse (Juicios concluidos)
¿Cómo puede ayudar la traducción legal?
Contar con abogados que sean capaces de comunicar de manera clara las implicaciones jurídicas es fundamental para generar confianza con los clientes. Traducir términos complejos no significa perder precisión, sino abrir el acceso a la justicia de forma comprensible.
El lenguaje jurídico es técnico por necesidad, pero no debe ser una barrera. Comprender las frases más comunes que utilizan los abogados permite a cualquier persona participar de manera más activa y consciente en asuntos legales. En un mundo donde la claridad es poder, traducir el “abogadés” se convierte en una herramienta de inclusión legal.